El Pilar

El Pilar, el primer templo mariano del mundo

Según una piadosa y antigua tradición, ya desde los albores de su conversión, los primitivos cristianos levantaron una ermita en honor de la Virgen María a las orillas del Ebro, en la ciudad de Zaragoza. La primitiva y pequeña capilla, con el correr de los siglos, se ha convertido hoy en una basílica grandiosa que acoge, como centro vivo y permanente de peregrinaciones, a innumerables fieles que, desde todas las partes del mundo, vienen a rezar a la Virgen y a venerar su Pilar.

La advocación de Nuestra Señora del Pilar ha sido objeto de un especial culto por parte de los españoles: difícilmente podrá encontrarse en el amplio territorio patrio un pueblo que no guarde con amor la pequeña imagen sobre la Santa Columna. Muchas instituciones la veneran también como patrona.

Muy por encima de milagros espectaculares, de manifestaciones clamorosas y de organizaciones masivas, la Virgen del Pilar es invocada como refugio de pecadores, consoladora de los afligidos, madre de España. Su quehacer es, sobre todo, espiritual. Y su basílica, en Zaragoza, es un lugar privilegiado de oración, donde sopla con fuerza el Espíritu.

La devoción al Pilar tiene una gran repercusión en Iberoamérica, cuyas naciones celebran la fiesta del descubrimiento de su continente el día doce de octubre, es decir, el mismo día del Pilar. Como prueba de su devoción a la Virgen, los numerosos mantos que cubren la sagrada imagen y las banderas que hacen guardia de honor a la Señora ante su Santa Capilla testimonian la vinculación fraterna que Iberoamérica tiene, por el Pilar, con la patria española.

Devoción pilarista que se ha cultura

Arquitectónicamente, el templo se articula en tres naves, de igual altura, cubiertas con bóvedas de cañón, en las que se intercalan cúpulas y bóvedas de plato, que descansan sobre robustos pilares. El exterior es de ladrillo, siguiendo la tradición de construcción en ladrillo aragonesa, y el interior revocado en estuco.

La nave central se halla dividida por la presencia del altar mayor bajo la cúpula central. El altar está presidido por el gran retablo mayor de la Asunción, perteneciente a la Iglesia anterior, realizado por el escultor Damián Forment en el siglo XVI, siguiendo los modelos impuestos del retablo gótico de la vecina Catedral del Salvador en su Epifanía (La Seo). Bajo las otras dos cúpulas elípticas de la nave central, se dispuso la Santa Capilla de la Virgen del Pilar, y el coro y órgano, que también procedían de la iglesia gótica predecesora. Actualmente se encuentran desplazados al tramo de los pies del templo, para dotar de mayor espacio a los fieles que ocupan la nave desde el altar mayor.

Están pintadas todas las cúpulas que rodean y coronan la Santa Capilla. González-Velázquez pintó en 1753 la cúpula elíptica sobre la capilla de la Virgen y las restantes los hermanos Ramón y Francisco Bayeu y Francisco de Goya, que decoró la que lleva el nombre de Regina Martyrum (Reina de los Mártires) y la bóveda del Coreto, con el tema La Adoración del Nombre de Dios. También recibieron ornamentación pictórica la cúpula mayor, la que cubre el órgano y Coro Mayor, y la cúpula elíptica de la nave central de delante del Coro. Los bocetos de muchas de estas obras se guardan en el Museo Pilarista.

Desde 2007, es uno de los 12 Tesoros de España. Abierta la basílica durante todo el día, jamás faltan fieles que llegan al Pilar en busca de reconciliación, gracia y diálogo con Dios.

La venerable tradición

A finales del siglo XIII se escribe, quizás por primera vez, el relato de la presencia de la Virgen María a orillas del río Ebro, dando ánimos a un Santiago apenado por la poca repercusión que había tenido su predicación en Zaragoza. En una domus ecclesiae a orillas del río, donde pasaban más desapercibidos al poder romano, los primeros cristianos se encuentran con la madre de Cristo que les anima a fundar una iglesia allí mismo. Ese texto, en los folios finales del códice Moralia sive Expositio in Job, hoy en el archivo del Pilar, fijaba en 1297 por escrito la tradición oral de la venida de la Virgen. Esta es la traducción del texto:

Entre tanto, Santiago el Mayor, hermano de Juan, hijo del Zebedeo, por revelación del Espíritu Santo, recibió un mandato de Cristo para que viniese a España a predicar la palabra de Dios. Él se dirigió inmediatamente a la Virgen, le besó las manos y le pidió con piadosas lágrimas la licencia y bendición. La Virgen le dijo: “Ve, hijo; cumple el precepto de tu Maestro, y por el mismo te ruego que en una ciudad de España, donde convirtieres mayor número de hombres a la fe, edifiques una iglesia en memoria mía, como te mostraré que lo hagas”. Saliendo, pues, Santiago de Jerusalén, anduvo predicando por España, llegando finalmente a la España Menor, que se llama Aragón, en aquella región que se dice Celtiberia, donde está situada Zaragoza, a orillas del río Ebro.

Aquí predicó Santiago muchos días, logrando convertir para Cristo a ocho hombres. Con ellos se entretenía a diario acerca del reino de Dios, y por la noche se iba a una era cerca del río, donde se echaba en la paja. A los pocos días, estando el Apóstol con los fieles sobredichos, cansados de la oración hacia la media noche, y durmiendo ellos, oyó Santiago voces de ángeles que cantaban: “Ave Maria, gratia plena”. Él, arrodillándose en seguida, vio a la Virgen, madre de Cristo, entre dos coros de millares de ángeles, colocada sobre un pilar de mármol.

El piísimo semblante de la bienaventurada Virgen María llamó a sí dulcísimamente al santo Apóstol, y le dijo: “He aquí, hijo mío, Santiago, el lugar designado y deputado para mi honor. Mira este pilar en que asiento. Sabe que mi Hijo, tu Maestro, lo ha enviado desde lo alto por mano de los ángeles. Alrededor de este sitio colocarás el altar de la capilla. En este lugar obrará la virtud del Altísimo prodigios y milagros admirables por mi intercesión y reverencia a favor de aquéllos que imploren mi auxilio en sus necesidades. Y el pilar estará en este lugar hasta el fin del mundo, y nunca faltarán en esta ciudad adoradores de Cristo”. Entonces el apóstol Santiago, lleno de alegría, dio innumerables gracias a Cristo y también a su madre. Luego aquel ejército de ángeles, tomando a la Señora de los cielos, la restituyó a Jerusalén y la colocó en su celda. Gozoso el bienaventurado Santiago con tal visión y consolación, empezó inmediatamente a edificar allí la iglesia, ayudándole los que había convertido a la fe.

Datos prácticos

Entrada a la basílica: 7.30 (apertura) – 20.30 (cierre de lunes a sábado) – 21.30 (cierre domingos)

Horario de misas

Días laborables (de lunes a viernes)

Mañana: 8.00 (Capilla de San Judas Tadeo) – 9.00 (Misa conventual con laudes) – 10.00 – 11.00 – 12.00 (Santa Capilla) – 13.00

Tarde: 17.00 – 18.00 – 19.00 – 20.00 (Santa Capilla)

Sábados y vísperas de  festivos

Mañana:  8.00 (Capilla de San Judas Tadeo) – 9.00 (Misa conventual con laudes) – 10.00 – 11.00 – 12.00 (Santa Capilla)

Tarde: 17.00 – 18.00 – 19.00 – 20.00

Domingos y festivos

Mañana:  8.00 (Capilla de San Judas Tadeo) – 9.00 (Santa Capilla) – 10.00 (Misa conventual con laudes) – 11.00 – 12.00 – 13.00

Tarde: 17.00 – 18.00 – 19.00 – 20.00  – 21.00

Confesiones: Servicio permanente

Santo Rosario

De lunes a viernes: 8.30 – 12.30 -19.30

Sábados: 8.30

Atención particular a grupos de peregrinos:

cabildo@cabildodezaragoza.org

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